un encargue que resultó un poema


Cuando Graciela me consultó si era posible que yo trasladase en material cerámico un poema acerca de un ginkgo, no pude imaginar en absoluto qué era lo que ella tenía en mente.

Pero resultó que el poema en cuestión era de Goethe (que por supuesto, yo desconocía):


Las hojas de este árbol, que del Oriente 
a mi jardín venido, lo adorna ahora, 
un arcano sentido tienen, que al sabio 
de reflexión le brindan materia obvia.

¿Será este árbol extraño algún ser vivo 
que un día en dos mitades se dividiera? 
¿O dos seres que tanto se comprendieron, 
que fundirse en un solo ser decidieran?

La clave de este enigma tan inquietante 
Yo dentro de mí mismo creo haberla hallado: 
¿no adivinas tú mismo, por mis canciones, 
que soy sencillo y doble como este árbol?

Y luego,  vi una reproducción del poema original...


...entonces, me enamoré a primera vista

Ginkgo (29 x 40 cm). Cuerda seca y esmalte sobre baldosa
industrial

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