la isla de los cíclopes
Cíclope-ñarol Alfarería, modelado, esmaltes y mosaico con azulejos |
Cíclope doble Modelado, esmaltes y ahumado post-cocción, técnica mixta |
(más de cerca) |
Esperando a Ulises Alfarería, modelado, esmalte, mosaico veneciano, vicri y smalti |
Cíclope negro Alfarería, modelado, ahumado post-cocción |
Ulises se dirigió hacia el norte hasta que llegó a la fértil, pero deshabitada isla de Sicilia, llena de cabras y ovejas salvajes, y mató algunas para comérselas. Después tomó una sola de sus naves y exploró la costa por el otro lado.
Resultó ser la tierra de los feroces cíclopes: pastores gigantes de un solo ojo, despiadados, huraños y antropófagos, que vivían apartados los unos de los otros en cavernas excavadas en la roca.
Ulises y sus compañeros vieron una de estas cuevas y entraron sin darse cuenta de que era la casa del cíclope Polifemo. Al no ver a nadie, encendieron un fuego, asaron algunos cabritos y comieron con alegría. Hacia la tarde el dueño de casa regresó, condujo su rebaño con destino a su cueva y cerró la entrada con una piedra enorme. Tan enorme que ni treinta pares de bueyes apenas hubieran podido moverla. Unos minutos después, cuando Polifemo se sentó a ordeñar las ovejas y las cabras, alzó la mirada y descubrió a Ulises.
- ¿Qué se os ofrece? —preguntó bruscamente.
- Somos griegos, recién llegados del famoso saqueo de Troya y confiamos en tu hospitalidad.
Sin mediar palabra, Polifemo tomó a dos marineros por los pies, estrelló sus cabezas contra el suelo de piedra y se los comió crudos.
En base a Los mitos griegos de Robert Graves